Agradezco este fin de semana haberme dejado tocar el corazón por personas preciosas, que han hecho nacer en mí sensaciones muy bonitas, realmente de placer y descanso.
Las risas, las lágrimas, las miradas, los abrazos, las voces…
Y con todo esto siento que mi voz suena maravillosa y soy capaz de reconocerla bonita, tranquila, sin miedo, sin juicio, dulce y amorosa.
Como dice una canción, “amar sin medida es lo único que nos podrá salvar de la oscuridad”